21 de agosto de 2005

"Soy Tamara, pero aún me llamo Tomás"

De esta forma titula, la página B-14 de la edición dominical de hoy, 21 de agosto del diario El Nacional, he decidido colocarles acá abajo la entrevista, porque la entrevistad Tamara Adrián, es profesora en mi facultad, aunque no me dio clases, sí entré de oyente más de una vez a sus clases y me parece muy buena profesora, he tenido el placer de compartir con ella en reuniones afuera de la universidad, porque en más de una ocasión ha salido con mis compañeros a compartir un rato y es una persona muy agradable, en la entrevista Tamara cuenta la historia de su cambio de sexo y todo lo que ello le ha significado, sin más preámbulos, acá les presento la entrevista:
"Si viera mi vida hacia atrás creo que me daría vértigo. Tengo 51 años de edad. Desde los 2 o 3 años de edad tuve la certeza de que estaba en un cuerpo errado, sabía que era niña. ¿Que cómo lo sabía? Es fácil, así como sabes que te gusta el helado. Es así, una percepción. Un problema de identidad.

Pertenezco a una familia de clase media. Vivíamos en los Palos Grandes. Mi mamá murió sin saber lo que me pasaba, porque cuando decidí hacer la transición ella estaba gravemente enferma y no quise crearle un trauma. Mi papá vive aún: sigue llamándome por mi nombre masculino, Tomás.

No hay duda de que tener un comportamiento femenino siendo varón genera reacciones familiares y sociales, hasta el punto que cuando tenía 9 años de edad era la bibliotecaria del colegio privado donde estudiaba. Reconduje mi conflicto de forma instintiva hacia la lectura. No podía relacionarme con las niñas porque no me entendían como niña, no me podía relacionar con los varones porque no me entendía con los varones. En los test de inteligencia aparecía como subnormal. Era considerada una niña especial. Claro, era especial, pero en otro sentido.

La llegada de la adolescencia fue terrible. Empezaron los cambios hormonales, la masculinización del cuerpo. La presión social se agudizaba, los grupos eran simbióticos, todos los niños se visten, caminan, hablan, piensan igual. Nunca me aceptaron en ningún grupo.

Mi mamá era farmaceuta. Cuando yo tenía 16 años de edad, agarré los libros de farmacia, me puse a estudiar los aspectos hormonales y comencé a tomar hormonas automedicadas. Cada vez que se notaba demasiado el cambio en mi cuerpo, me daba aquel arrepentimiento horrible. No se conocía el síndrome de disforia de género. No sabía qué me pasaba, eso me generaba una culpa terrible. A medida que yo me feminizaba el cuerpo, me llenaba de culpas, y paraba, y volvía entonces a tomar hormonas. Era un yo-yo hormonal. Mientras tanto, estudiaba, y mucho: me gradué Suma cum laude en Derecho en la Universidad Católica Andrés Bello.

La universidad, no la prostitución: En la universidad me vestía ambiguamente, estaban de moda los zapatos con tacón para hombres, los pantalones con talle bajo, y era una mezcla de hippie andrógino con detalles femeninos, pero no muy ostensibles por el tema social. En la universidad había rechazo. La discriminación a la diferencia existe en todas partes. Veía a las chicas transgénero de la avenida Libertador, y decía: si yo sigo lo que yo siento, ¿cuál es mi destino? ¿Prostituirme? ¿Ir a un bar a presentarme como stripper? 70% de las personas transexuales no tiene estudios, y, por ende, no tiene trabajo, porque desde temprano las excluyen del sistema educativo y el sistema social. Por eso, se quedan en las peluquerías o en la prostitución. Vivimos en una sociedad mojigata, que hace que la persona transexual sea un ícono morboso, y que te obliga a encajonarte en una situación de miseria y de guetto.El problema de la transexualidad se da en todos los países, en todas las clases sociales con igual incidencia: 1 sobre 30 mil o 40 mil personas. En países como Estados Unidos, donde la reasignación se hace desde 1970, mucha gente la hizo temprano. Hasta ahora, esas personas eran tránsfugas de la anormalidad; pasaban de la invisibilidad en su sexo de origen, a una situación de visibilidad. Pero una vez que llegas al otro lado de la montaña, después de haber nadado contra corriente, vuelves a entrar en la “normalidad”, y te mimetizas en el otro sexo, y ya no eres ese monstruo.

En este momento soy una mujer, la mujer que siempre me sentí y que me fue muy difícil aceptar que era. Yo nunca he querido ser mujer, es que sintiéndome mujer desde siempre me había negado a aceptar el costo que representaba la aceptación de mi condición. Es un costo enorme, desde todo punto de vista. Yo no podía ser ese rey que mis amigas feministas pensaban que era.

Estuve en Francia, hice un doctorado en Derecho Mercantil en la Universidad París II, y lo terminé en 1982. Francia, curiosamente, sigue siendo uno de los países más homofóbicos y transfóbicos. En ese instante debía dilucidar el rompecabezas que tenía frente a mí: no sabía cuál era mi condición. Sabía que no podía aceptar mi cuerpo, y que no me sentía integrada con él, había una disociación entre mente y cuerpo. Busqué ayuda en la universidad, me refirieron a una psicóloga lacaniana, que hacía su tesis sobre transexualidad. Ella me cobraba la mitad de mi beca, y después publicó un libro profundamente sexista contra la transexualidad.

La decisión de mentirse: Cuando regresé de Francia, a pesar de mis calificaciones académicas, me fue imposible conseguir trabajo debido a los prejuicios por mi apariencia bastante ambigua. En ese instante tomé una decisión que hoy considero errónea, pero que comparto con innumerables personas transexuales en todas partes del mundo, que buscan escapar del durísimo destino que representa la transición. Pretendí mi integración en el molde que me proponía la sociedad: por una parte, traté de vestirme masculinamente y hasta me dejé crecer la barba; y por la otra, me casé.

De ese matrimonio nacieron dos hijos, a los cuales amo profundamente y que, sin embargo, no tengo la dicha de poderlos frecuentar por prejuicios diversos. Y es que muy a menudo uno de los precios que se debe pagar por asumir la identidad es la pérdida de la familia y los amigos, que huyen como si se tratara de leprosos.

Cabe decir que las dificultades de la transición muestran que aún en países como Suecia, 30% de los transexuales ha estado casado, y más de la mitad ha tenido hijos. Debo señalar también que en todas partes del mundo se indica expresamente que la reasignación legal de las personas transexuales, como es obvio, no afecta los derechos de los hijos que hubieren podido tener y, en general, las relaciones de familia. Pero a pesar de no poder ver a mis hijos, me siento muy afortunada, porque tengo una vida de familia estable. Tengo pareja desde hace más de 10 años y, junto con su hija, formamos una familia unida, solidaria y respetuosa de los derechos de los demás.Aquel matrimonio duró 3 años, y se rompió cuando dije lo que sentía. Ella no lo sabía. Al cabo de cierto tiempo, las barreras que puse para tratar de contener ese río de sentimientos se rompió otra vez, era como un Guri que de pronto crece, y si no lo dejas fluir, se lleva por delante las barreras.

El verdadero cuerpo: Mi esposa me puso las maletas en la puerta. Y en ese momento pasé por un período de gran depresión, era enfrentarme a aquello que me había negado a enfrentar. Fue cuando empecé una planificación, que pasó por una electrólisis total de los vellos de la cara, por incorporar cierta ambigüedad progresiva en mi vestimenta. Conseguí ayuda en Venezuela con el Centro Bianco, y a través de ese proceso seguí el protocolo completo de reasignación, que incluye vivir por lo menos dos años trabajando y haciendo todo en el sexo de reasignación. Eso es para “machos”, sobre todo en el nivel social donde me desenvuelvo como profesora universitaria.
Mi reasignación fue en 2002, en Tailandia, donde estaba el mejor médico del mundo, Suporn Watanyusakul. Mientras en Estados Unidos y Canadá la operación costaba 12 mil dólares, allí costaba 7 mil dólares. Si me hubieran dado esa oportunidad a los 14 o 15 años de edad, la hubiera tomado. En el mundo pasa eso: no puedes cambiar el cerebro, por eso cambias el cuerpo.
Después de la cirugía por primera vez me sentí en mi cuerpo. Si me preguntan si en algún instante he sentido arrepentimiento, digo no. No ha habido un mini-segundo de arrepentimiento; mi arrepentimiento es no haber podido hacerlo antes.
Este es un camino muy duro, no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Pero me ha hecho mejor persona, una persona que entiende que no existe diferencia entre hombres y mujeres, sino que todos somos masculino y femenino al mismo tiempo. Ahora soy activista de los derechos de la mujer, no sólo porque soy mujer, sino porque he vivido en carne propia la diferencia del trato.
Hoy en día, la Organización Mundial de la Salud y la Asociación Americana de Psiquiatría reconocen la transexualidad como una condición de salud. En casi todos los países la reasignación se cubre a través de la seguridad social, porque forma parte del derecho a la salud. El año pasado, en Francia ordenaron devolver los gastos a una persona por la reasignación. En el continente se hace veladamente en México, y más abiertamente, en Argentina.

Con nombre ajeno: Soy profesora de pregrado y doctorado en la UCAB y la UCV, y en las listas de profesores aparezco como Tomás Adrián, pero los alumnos se encuentran con una profesora que les da clases. Eso es discriminatorio. Tengo la gran ventaja de que mis alumnos han sido sumamente receptivos. Recibo cartas cuando termina el curso; dicen que he sido la mejor profesora que han tenido.
Después de mi reasignación empecé a estudiar –desde el punto de vista jurídico– las vías que permitieran lograr la reasignación legal de manera coherente y en condiciones de no-discriminación. Hasta ahora, las reasignaciones que se han hecho, desde el punto de vista legal, fueron por rectificación simple de partida. Eso significa que a una persona que no tiene estudios y que no tiene una situación documental compleja, se le soluciona su problema porque tendrá una partida, cédula y pasaporte. Aunque eso se hace desde los años 70, con el actual gobierno no se ha hecho ninguna, porque hay jueces que dicen que es una aberración.
En mi caso es más complejo, porque tengo estudios, diplomas universitarios, he sido contribuyente siempre, tengo propiedades; por razones de mi trayectoria. Por eso solicito, desde mayo de 2004, ante la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, un recurso constitucional innominado de reconocimiento de mi identidad, que no es otra cosa que el ejercicio de mi derecho a la autodeterminación como persona. Pido que, sobre esa base, se rectifiquen todos mis documentos públicos o privados para hacer coherente mi identidad con la identidad con la que se me conoce pública y notoriamente. Eso para poder ejercer en condiciones de no-discriminación todos mis derechos. La sala ni siquiera lo ha admitido o rechazado, no ha dicho nada. El expediente tiene más de 800 páginas y contiene sentencias y leyes de todas partes del mundo.
El derecho a mi identidad me lo da la constitución y los tratados internacionales de los cuales Venezuela forma parte. Mientras tanto, vivo en un limbo jurídico, estoy condenada a ser indocumentada. Pienso promoverme como candidata a diputada independiente, pero ¿con qué nombre? ¿Cómo ejerzo mis derechos políticos? Ahora que soy feliz, estoy indocumentada. Primera vez en mi vida que me puedo definir como una persona feliz. Antes era profundamente infeliz, pero ahora me siento una persona coherente, soy yo para mí y para el resto de las personas, y no me despierto y veo en el espejo a una persona que no soy yo.
Soy Tamara, pero aún me llamo Tomás. Mi pasaporte dice Tomás, mi cédula dice Tomás; en un restaurante entrego una tarjeta de crédito, y dice Tomás. A mi no me sirve la rectificación de partida, no es la vía idónea bajo la Constitución Bolivariana, que abrió una nueva puerta con el reconocimiento de la igualdad, el derecho de las minorías a obtener un tratamiento preferencial. Además, incorpora el derecho a la dignidad, a la reserva sobre tu vida privada.
El derecho a la privacidad: Por ejemplo, casi me quito un dedo con una puerta; fui a una clínica, pero no me querían recibir porque tengo un seguro, una cédula, y una tarjeta de crédito, con un nombre que no se corresponde con mi físico. Tengo derecho a la privacidad. ¿Por qué debo explicarle al señor de la aduana todo mi pasado, y que él entienda, para que me deje pasar con mi actual pasaporte? ¿Por qué debo explicarle a un fiscal de tránsito? Si tuviera que ir presa, ¿a dónde iría presa?
Se crea una discriminación por no cambiarme el nombre. En España y en Colombia es un procedimiento ante notario, en Chile es por solicitud ante el juez, en otros países es sólo la solicitud de cambio de nombre ante un órgano administrativo. Si no te identificas con el nombre que tienes, puedes ejercer un derecho humano al cambio, pero en Venezuela no existe un procedimiento expedito.
Pareciera que mucha gente pasara factura al ejercer casi un acto de inquisición; si estás en esta condición expía tu culpa: “no seas nadie, no tengas identidad, te vamos a quebrar”, como dirían los malandros. La actitud es casi punitiva. Pero siento también que la situación mejorará en la medida en que entiendan que se trata de un problema de salud, reconocido como condición por la OMS, no como enfermedad; que genera afección a la salud en el sentido integral de la palabra, y que existe un tratamiento médico con la reasignación, el protocolo. Esta condición no es un capricho, ni siquiera es una opción, porque eres una persona anulada por esa carga afectiva que representa el cúmulo de incoherencias que no puedes asumir sino en el momento en el cual decides andar hacia la transición. Es un problema de dignidad, de proyecto de vida.

La datilera del desierto: Elegí el nombre Tamara por tres razones: cuando tenía 4 años de edad, una de las personas más bellas que he visto se llamaba así. Guardaba cierta consonancia con el nombre masculino, y en la transición sólo firmaba T, sin poner nombre. Luego de que conocí el origen de Tamara (datilera en un oasis en el medio del desierto), me encantó, y con ese concepto me identifico muy bien. Lo uso públicamente desde el año 1993; en ese momento “ejercía” medio tiempo, trabajaba en un escritorio jurídico. Durante el día me disfrazaba de hombre –muy mal disfraz– y me llamaba Tomás; y en la tarde y los fines de semana, me vestía como me quería vestir.
El cambio es un proceso que dura varios años. Decidí hacerlo a tiempo completo cuando un día estaba vestida con traje y corbata y me dijeron señorita. Ese día dije: ya estoy lista. Otro día, un amigo me dijo para encontrarnos en un bar, y me negaron la entrada porque era un bar sólo para hombres.
Los transexuales somos los últimos esclavos. Estamos sometidos a una esclavitud tan miserable por nuestra identidad, que tenemos una estrella de David cosida. Llevamos la estrella en la cédula. Lo que hicieron los nazis con los judíos, se hace con la falta de reconocimiento de nuestra identidad.
Puedes ser profundamente infeliz y frustrada como persona, o asumir ser tú, con todo lo que ello conlleva, y lograr la felicidad. Tengo una gran voluntad, no siento ninguna culpa. En este proceso perdí a familia, perdí amigos, y gané otros amigos. Sigo siendo profesora, sigo teniendo una clientela como abogada, y ése, mi éxito, no me lo perdonan. Muchos me quisieran ver muerta".
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49 comentarios:

administrador dijo...

está bastante interesante esa entrevista, no se si leistes el Nacional en estos días en uno de los cuerpos que trae -creo que en la parte del NY Times- hablaba de eso y de como las compañias en USA lo han ido asimilando con el tiempo, supongo que aquí y en muchos otros países con el tiempo la gente lo aceptará. Aunque admito que para nosotros no es algo fácil.

administrador dijo...

digo no conosca a nadie que tenga esa condición y supongo que si lo llego a conocer al principio me será algo incomodo.

Kareta dijo...

La entrevista la leí esta mañana en el Nacional, muy valiente y decidida la Profe. decidió ser ella y se arriesgó a perder a su familia y amigos...para eso hay que tener guaramo.

Lycette Scott dijo...

Hola Tesne, no leí ese artículo del que me hablas, tengo un tiempito sin leer el periódico, hoy porque mi mamá me dijo "hija, ven a leer lo que salió de tu profe Tamara" y corrí cual muchacho chiquito a ver la cuestión.
Con respecto a lo de la incomodidad, sé a lo que te refieres, yo recuerdo que la primera vez que decidí acompañar a una amiga a una clase de Tamara, estaba nerviosa e intrigada, cosa que se me quitó en el acto, porque me fascinó su manera de dar clases, además de que habla como 3 idiomas, me tuve que retirar antes de que terminara la clase y recuerdo que me dijo en tono gracioso: ¿Te fastidió la clase o te gustó? yo le dije que me había gustado y me dijo algo como "vuelve cuando quieras", fue más o menos así.
En otra oportunidad hace como 2 meses estaba en el pasillo de la uni tratando de aprender a hacer un nudo de corbata y ella fue quien me enseñó, al primer momento pensé "claaaro si antes era hombre" pero inmediatamente recordé que mi mamá le hacía los nudos a mi papá, así que me pareció de lo más normal.
Kare, creeme que sí se necesita guaramo para eso, en general los alumnos somos bastante receptivos con ella, pero hay gente que todavía se asombra cuando la ve... Saludos muchachos

Petrusco dijo...

Si, en verdad puede llegar a ser difícil. Está muy interesante la entrevista. Es cuestión muchas veces de uno preguntarse: ¿que es lo que me incomoda? y darse cuenta que en muchas ocasiones son los estereotipos sociales y las presiones sociales que te llevan a sentirte incómodo cuando te consigues o tratas con alguien de condición sexual distinta o cambiada, sin reparar en que son personas igualmente y no seres extraños o dañinos. Fácil no es. Saludos!

Decsucesoralesvzla dijo...

Yo lo conozco, a mi me dio clases cuando aún era hombre, de verdad no se que decir... está en todo su derecho a pensar, decir y hacer lo que quiera, pero es muy cruento lo que narra, ojalá al final, su lucha, de resultado sobre el cero y no bajo el cero...

Decsucesoralesvzla dijo...

Por otra parte sería muy interesante, que la Sala Constitucional se pronunciara al respecto, sería un precedente muy interesante. Como profesor no me pareció nada extraordinario, pero en realidad considerando que detesto mercantil, creo que mi opinión no es un indicativo fiel de que tal es como profesor

Rozanel dijo...

Hay que ser valiente para enfrentarse a todo lo que ella se ha enfrentado.

Melvin Luzardo dijo...

No es fácil Lycette, la gente es muy dura con estas personas, yo pienso que acá en Venezuela la tolerancia ha mejorado un poco, pero tomará más tiempo aceptar y no rechazar. No había leído la entrevista, a pesar de que yo mismo salí a comprar los periódicos esta mañana.

Después la volveré a leer.

Anónimo dijo...

Yo también lo leí y de pana que me impresionó. Primero, que se vea tan mujer. Segundo, que tenga tal necesidad de cambiar. Pero lo que más me impresionó es que los curas de la católica la dejen dar clases!! Con las actuaciones recientes de la iglesia católica en España en contra de los derechos de los homosexuales, me parece insólito que sean así de abiertos aqui en las americas.

No puedo decir que lo entiendo, pero sí la respeto mucho sobre todo por el valor que ha tenido y que al fin y al cabo la vida es la búsqueda de la felicidad y si eso la hace feliz entonces bien por ella!!

Anónimo dijo...

Tu la conoces Lycette?. Sin animos de hacerla ver como un freak de circo, Se ve tan mujer como en la foto?

Lycette Scott dijo...

Hola Meganeni, bueno la gente que ve clases con ella de mercantil siempre dice que no es tan buena, creo que es por la materia.
Yo entraba era a sus clases de obligaciones...

Lycette Scott dijo...

Hola a todos, de verdad no tengo palabras para expresar mi agradecimiento por la receptividad que han tenido con este post, se los agradezco mucho y me alegra saber, que le ha llegado a más de una persona. Muchos saludos para todos.

Lycette Scott dijo...

Joshe, imagínate que tan buena profesora y profesional es para que en la Católica le dejen dar clases. Con respecto a lo de la foto, sí la conozco, he salido con mis panas a tomarme tragos con ella y sí se ve tan mujer como en la foto, de hecho siempre he sostenido que si uno no se supiera el cuento y no viera su nombre como Tomás en el horario, llegaba a clases y jamás en la vida se imaginaba que alguna vez fue un hombre.
Y entiendo que estés como asombrado, pero es una persona muy especial de verdad y muy agradable...eso sí, peluíiiisima como profesora..jejeje. Besos

Lycette Scott dijo...

Edén, Saturno, gracias por sus comentarios..de verdad que es una persona bien plantada en lo que siente.. Abrazos

Anónimo dijo...

Bueno Lycett, sorpresivamente entre a este post desde otro blog donde te tienen resenada, la verdad este post me ha conmovido muco por el hecho de que no solo Tamara es un caso excepcional lleno de tanta valentia y claridad espiritual y mental, es el de muchas otras personas en este pais, como se referia ella que hay muchos transexuales que por el rechazo de la sociedad son excluidos del sistema social y muchos si no se dedican a hacer monomimicas en sitios gays de la ciudad, caen por desgracia en la prostitucion para vivir donde tambien son maltratados en muchos casos.

Creo que este caso sera un gran precendente para este gobierno que se hace llamar abierto a las minorias de ese apoyo que necesita Tamara para completar su ciclo y ser completamente feliz, y mas todavia esta en todos nosotros respetar las diferencias, sobre todo en esta sociedad cada vez mas globalizada que ha permitido que muchos de nosotros podamos entender, comprender y reflexionar que es bueno o que es malo para tu vida, sin estar pendiente de lo que dice la iglesia o los gobiernos, y a pesar de que en esta gran caracas hay mas tolerancia hacia "lo diferente" aun existen muchos prejuicios, y lo que mas me intriga de lo que la gente piensa tanto de los gays como de los transexuales es: porque? sera que la gente cree que los van a violar, a sodomisar, no se... a la final es la vida sexual de cada quien, no entiendo el porque del morbo y el rechazo, a la final esa "diferencia" se comparte con otro en privado.

Volviendo al tema, me alegra Tamara se enfrentara con valor a toda Venezuela al contar su historia, que es admirable y que todos debemos apoyar.

Un beso Lycett y gracias por compartir con todos nosotros este post.

Lycette Scott dijo...

HOla Jairo, gracias por compartir conmigo tu perspectiva, estoy de acuerdo contigo, el compartir su historia es un acto admirable. Besos

Depeco dijo...

Hola Lycette

Yo nunca entré a una clase de Tamara, pero la ví en su transición... debe haber pasado por momentos terribles y es de admirar no sólo lo que hizo, sino que admita ante la sociedad su condición pasada... es muy mujer, tan o más mujer que nosotras (se viste espectacular, aunque aún masculina, por lo menos hace unos dos años)

También se admira que no se haya rendido ante la mala vida, estudió, fue el mejor de su promoción, y hoy día es una de las mejores abogados del país (por eso sigue dando clases en la catolica, igual que carlos escarrá, son tan buenos en lo que hacen que no importa cómo sean o con qué partido político comulguen)

Los comentarios... bueno, cuando yo estudiaba, lo que más sonaba era que a la gente le incomodaba mucho el no saber expresarce hacia ella, no sabían si decirle profesor o profesora, pero al final optaban por dirigirse a ella con cosas como: "disculpe, tengo una duda" de resto, dicen que es demasiado buena en obligaciones y en mercantil (eso, si, que es peluísima)

Depeco dijo...

Ojalá la Sala Constitucional entre a conocer... como dice Meganeni, sería un precedente interensantísimo...

Cuando estaba en primer año en la univ, el profesor nos trajo una sentencia con un caso parecido... sólo que no había sido cambio de sexo sino que se trataba de un hermafrodita, que se sentía como mujer y presentaba organos (externos) femeninos... lo terminaron solucionando con una rectificacion de partida...

coye, debí haber conservado una copia de esa sentencia...

Lycette Scott dijo...

Hola Depeco, pienso igual que tú, jejeje sé que es super dificil porque todos mis panas que vieron clases con ella parieron para pasar, pero es cuestión de saberle responder y de agarrarle el estilo, conozco gente que le pasó con 18 la reparación.
Con lo de la incomodidad de no saber qué decirle, pasa mucho, entre mis panas también pasó...yo simplemente le digo Profe, porque no me siento con la confianza para tutearla a pesar de haberme tomado unos tragos con ella, pero si la tuviera le diría Tamara..jeje tenía una amiga que la apodaba "Tammy".
Por otra parte, me muero de ganas de ver qué va a decir el TSJ de esto, te juro que si no le declaran procedente la acción organizo una marcha, jajaja como si sirviera de algo. Saludos

FelixScottA dijo...

Yo conocí a Tomás Adrian hace bastante tiempo, cuando trabajaba en el bufete es Antakly (bla blka y aosciados). Hace bastante tiempo que no tengo contacto con él. Pero puedo asegurarles que es un excelente profesional. En ese momento era sin duda el mejor y casi el único abogado especializado en competencia. Mas de un gerente homofóbico se lo tenpia que aguantar por que no le quedaba otro camino.
Todos mis respetos para Tomás. Espero que algún día pueda expresarle esos respecto a Tamara en persona.
Que interesante artículo Lycette. Besos

Lycette Scott dijo...

Hola tío, intesesante saber eso, bueno si quieres cuando vengas te llevo a la universidad para que la saludes. Besos

maria caraota dijo...

Sabes que ayer lei tu post y me encanto me parecio super interesante, no escribi comentarios porque ya habian muchos :S jeje :D pero te queria preguntar el nombre del Autor de la entrevista :)

Lycette Scott dijo...

Hola Mary las autoras son Mireya Tabuas y Vanessa Davies...por cierto que por ahí viene otro reportaje de ella..si no es muy largo y agrega cosas interesantes lo posteo.. salu2

maria caraota dijo...

ya las tengo gracias :D

Protheus dijo...

Negra, ¡me dio en el alma! Yo, alguna vez, también he apuntado con el dedo acusador o, peor, he sentido desprecio. Más nunca vuelvo a hacerlo. creo que se trata de miedo, miedo a lo que no conoces o no comprendes. Estaba equivocado, comportándome como aquello contra lo cual lucho. Gracias por el post.
Rolando.

Lycette Scott dijo...

Hola Protheus, me alegra mucho que mi post e llegara y espero que realmente te ayude a ver las cosas desde un punto de vista diferente.

Hombre Lobo dijo...

Lo más increíble de todo es que yo también conocí a Tomás Adrián (sé que prefiere que le llamen Tamara pero yo le conocí así, de manera que me cuesta mucho dejar el hábito). Nos dio un taller de expresión corporal en mis antiguos días del Teatro UCAB. Recuerdo que me pareció una persona hiperrecontramega comiquísima y muy pana, aunque yo, a decir verdad, NO PUEDO con su rollo de los chakras y toda esa parafernalia. Le había perdido completamente la pista, así que me alegra saber que por fin ha logrado aquello que tanto quería. Bien por Tomás, por Tamara o sea quien sea (somos más que simplemente un nombre).

TecBear dijo...

Hace más de una decada acepté mi homosexualidad y decidí vivir como un hombre a quien le gustan sentimentalmente y sexualmente otros hombres. A diferencia del caso de Tamara, ni me siento una mujer ni quiero convertirme en mujer. A lo largo de esta última década me he rodeado de gente que comprende mi condición y son como mi familia. Sí se quiere, vivo y deseo seguir viviendo en un guetto bajo una subcultura secreta y nos da igual si los demás nos aceptan o no. Historias como las de Tamara, tan exitosas o sin éxito y desafortunadas se oyen todos los días entre nosotros. Pero no fuera de nuestro guetto. En la TV y en los medios solo ves a los gays, lesbianas, transexuales y bisexuales como sujetos dignos del ridículo para divertir a través de la burla, de repudio por ser culpables de un crimen que ni siquiera aparece en nuestras leyes venezolanas, o de compasión/lástima por presentar una tara que les impide ser "normales". Te cansas tanto de la misma vaina, que simplemente ignoras todo. Tu sabes lo que eres y ya no sientes ni la mas mínima intención de discutirle a nadie nada.

Todo esto podrá sonar a propaganda personal, o a ganas de escandalizar. Si tan cansado estoy de lo mismo ¿Para que comentar? ¿Sabes que me motivó a comentar? La cantidad sorprendente de comentarios tolerantes hacia Tamara. No me hubiera sorprendido ni me hubieran ofendido veinte comentarios tipo "maten a los maricos, me dan asco, van a arder en el infierno, etc". Todavía hay mucha gente que fue educada y educará a quien pueda para la discriminación bajo cualquier pretexto. Sin embargo, es bien depinga descubrir (y no que te lo cuenten) que las cosas parecieran estar volviéndose diferentes. Para bien. O eso parece.

Saludos y abrazos de Oso

Lycette Scott dijo...

Tecbear, debo decirte que a mi también me alegró mucho la reacción de las personas, creo que hasta me sorprendí, porque esperé más reacciones adversas que favorables, eso demuestra que las generaciones de relevo somos cada vez más tolerantes...como debería ser. Saludos

Anónimo dijo...

Entiendo que el cambio de sexo es una actitud que da lugar a mucho que pensar y que quizas muchas personas no entiendan. Aun asi, y respetando su decision, entiendo que aun cuando usted Tamara cambio su sexo, tengo entendido que es, en su nuevo sexo, homosexual. Entonces, si le gustan las mujeres, ¿como es que cambio su cuerpo?

Lycette Scott dijo...

Anonimo, cómo sabes qué la pareja de Tamara es una mujer? la conoces?..mira yo realmente no sé mucho de eso, pero según entiendo, no tiene nada que ver la homosexualidad, simplemente influye la condición clínica de haber nacido en un cuerpo que no es el tuyo, lo cual no indica que necesariamente te hagas la operación simplemente porque eres homosexual.
Te recomiendo investigar acerca del tema, porque hasta donde sé, esa operación no te la hacen simplemente porque tú lo quieras, tienen que hacerte muchos estudios, no sólo físicos, sino psicológicos tambien. Saludos

Silmariat, "El Antiguo Hechicero" dijo...

Tamara..., me quedo sin palabras -y eso es difícil, en mi caso-
Dignidad, es lo que se me ocurre comentar.
Todo lo mejor para Usted, Señora, Dama!!!

Silmariat, "El Antiguo Hechicero" dijo...

Y Negra..., muchas gracias!

Todo lo mejor para ti

Anónimo dijo...

De verdad lo de La Prof. Tamara Adrian es digno de merito...y como dicen para que en la Universidad Catolica con lo oscurantista que es la dejen dar clases....

Bravo Tamara..y en nombre de tod@s muchas gracias

Anónimo dijo...

Brav@!!!!!
Gracias por existir personas tan valientes como usted, capaz de defender sus sueños y sus realidades. Como estudiante de la UCV - Derecho no he tenido la oportunidad de ser su alumno, pero debo reconocer que es usted una catedra viva de derechos humanos fundamentales. No soy gay, pero tambien he sido victima de la discriminacion, pues hace dos años padeci un ACV que repitio al poco tiempo. Aparentemente no quedaron secuelas, pero cuando me canso, mi memoria me falla y me vuelco muy torpe, hasta leo en voz alta muy mal. He sentido la queja con cierto tono de burla de algunos profesores, muy contados, pero que lastiman sobre todo cuando uno cree que va bien y te dan un puntapie. Pero adelante! la vida es de quien se la sabe ganar y esto no es facil. Dios la cuide. me sentiria honrado de servirle, mi correo es ANIBALDURAN8A@HOTMAIL.COM

Anónimo dijo...

yo vi obligaciones en la UCV con tomas adrian, luego vino su reasignación de sexo y aunque era inevitable el cotilleo los primeros tiempos, luego uno se habituó a verla como mujer. Incluso aparecía en la lista de tercer año C como TAMARA ADRIAN como profesora en civil II.

Si es una proferora exigente, pero si no han podido quitarla como educadora es por que domina su materia con maestría. En la ucv inclyso se dice que la quisieron sacar de la catreda, motivado a que los mas recalcitrantes autoridades pretendian abusar, diciendo que ya que ella decia ser Tamara, no era la profesora de esa materia, sino TOMAS ADRIAN, por lo cual tenia que hacer concurso de oposición el cual ganó sobrada.... eso dicen en los pasillos...
que vergüenza que el TSJ no se pronuncie sobre un tema tan innovador e interesante....

Paciencia Tamara, que tu estas acostumbrada a tenerla, al final todo será a tu favor!!!!!!!

Anónimo dijo...

La Profesora Tamara me dio clases, y puedo decir que ademas de ser excelente profesora es excelente persona, y es mas mujer que cualquiera, me consta que practica lo que predica y que no se queda en palabras o apariencias es una mujer autentica y admirable, la admiro muchisimo por su valentia y coraje. Me impresiono un poco leer el artículo pero me hizo abrir los ojos y entender que todos tenemos derecho de ser tratados por igual ante la ley y ante la sociedad, ojala que las personas que estan en esta situación la afronten como tal, que sean quienes quieran ser y que no tengan que vivir de apariencias NUNCA ES TARDE. Profe FELICIDADES Y ADELANTE

Anónimo dijo...

Hola Tamara tienes una fascinante historia, eres motivo de inspiración para muchos y para demostrar que no solo ustedes sirven para peluqueros y prostitutas, sino para que de una vez todos aquellos que rechazan esta realidad,abran los ojos y se den cuenta que estamos en una nueva era donde debe haber igualdad entre todos y sobre todo que dios nos acepta tal cual somos adelante te apoyo 100% mi correo cualquier cosa es lorejacy@hotmail.com FELICITACIONES

Anónimo dijo...

siga en la lucha Dra y mis respeto para usted, por que la ignorancia es tan grande y no entender que eso no es culpa del ser humano sino de la naturaleza es algo parecido al que nace con síndromes,autismo,o mal formación por que excluirlo y despreciar,solo cuando pasa en tu entorno familiar es que te das cuentas y aprendes a aceptar cosa que es mal hecho por que no deberíamos des-criminar a nadie.tamara Dios te bendiga

Anónimo dijo...

Conocí a la doctora Adrian en unas jornadas de derecho,y aún cuando no conocia su historia, me impactó su presencia; en la actualidad tengo la dicha de ser su alumna, y puedo decir de ésta, que no sólo es una gran profesional, cuyas clases se hacen agradables por sus conocimientos, sino que también es una mujer muy sensual y con una gran personalidad.Dios la bendiga y le abra las puertas del TSJ para que se le haga justicia y usted sea el instrumento para otros que hemos sido discriminados en esta sociedad.

Anónimo dijo...

Las cosas no cambian de nombre porque le hagas un cambio, el señor en un hombre nacio como hombre y va a morir como hombre ante los ojos de Dios, nos dejamos impresionar por las rarezas que nuestro mundo, cada quien y cual hace con su vida lo que mejor le parece pero, reflexionen un poco y hasta la castracion de este señor es algo que es de estudio medico que cambia de hombre a "Mujer" y que encima se hace llamar lesbiana dentro de poco habran mujeres que querran cambiarse a hombre de despues declarase gay, o porque no mejor el derecho a la gente que quiere tener relaciones con animales ellos tambien tienen derechos, Señor Thomas lo lamento por su familia y por sus hijos ellos son los verdaderos discriminados.

Raquel dijo...

porque el mundo se tiene q adaptar a esa persona? q se adapte el al mundo. no importa los cambios q haga Dios es perfecto y si lo hizo hombre sera asi... ademas es absurdo q se convierta en mujer para luego ser lesbiana... se fuera quedado como hombre si tiene los sentimientos de hombre q originalmente nacio con ellos... EL HECHO DE APROBAR TALES LEYES NO ES ADELANTO. ES ATRASO! VOLVEMOS A SODOMA Y GOMORRA? no puede ser... q el haga lo q quiera con su vida pero q no arrastre las leyes con el... al fin y al cabo todos compareceremos ante el tribunal de DIOS por nuestros actos INDIVIDUALMENTE...

Anónimo dijo...

La transexualidad nada tiene que ver con la genitales, de que te sirve tener entre tus piernas un pene si piensas como mujer, o tener una vagina y piensas como un hombre, la Dra. Tamara se hizo una reasignacion a su sexo pero le gustan las mujeres siendo ella también mujer, eso no tiene nada espantoso, si no se senti bien con su pene bueno lo adapto a su mente, simple.Dioss tanto moralismo y hipocrecia.

Anónimo dijo...

Miraa Raquel porque el mundo se tiene que adaptar a los heterosexuales, es que acaso uds. son los únicos seres humanos. No metas a Dios, ahí esta la hipocrecia de muchos, es que acaso los transexuales no son personas, que tiene derechos como cualquiera.Sodoma y Gomorra los hacen muchos heterosexuales cuando golpean mujeres y violan niños, vean las estadisticas.Por favor cuanto moralismo, y falsedad de esta sociedad. Igual lo ha echo la iglesia católica se open a que se aprueben la ley de genero y ellos en sus iglesias violando niños "pedofilos hipocritas"

Unknown dijo...

En dos palabras "Eres sensacional" Tamara te sobran las faldas que le faltan a muchas, aquí indiscutiblemente hay que trabajar en las leyes venezolanas, creo que deberíamos tener libertad de elegir lo que queremos. Todo el éxito para ti.

Ricarda dijo...

Felicito a la profesora por su valentia. No todos nos atrevemos a mostrarnos tal cual como somos. Estamos en el siglo XXI y todavia hay personas que se asombran? Por favor. Que cada quien viva como quiera. Solo le digo a la profa. Adelante que para atrás si hay que coger impulso pero para seguir adelante.

Unknown dijo...

Comparto la idea de RAQUEL.. Si vinistes a este mundo como hombre o mujer es porque tienes un fin especifico... Un ejemplo muy común, es el de dos lesbianas que alguna de ellas tenga un hijo, que ejemplo le darán a esa criatura???? si desde la escuela inculcan que uno tiene una MAMA y un PAPA... Esa criatura a quien llevará a la escuela el día que le digan que lleve a su PAPA al colegio, entonces es desde ese momento que comienzan las dudas de los géneros. Por otra parte, al aceptar el casamiento de hombres con hombres y mujeres con mujeres, nos estamos extinguiendo nosotros mismos como seres humanos... Que reproducción podría existir entre dos personas del mismo sexo????? Al aceptar eso nos vamos a extinguir nosotros mismos

Anónimo dijo...

Mi nombre es Sonja McDonell, 24. Para que un transexual como un amigo es una parte maravillosa en nuestra sociedad. Tienen fantasías y la mayoría de ellos saben lo que les gusta que las mujeres jóvenes. Soy de mente abierta y todas las partes de mi cuerpo están disponibles para los transexuales. Mi correo electrónico es sonjamcdonell@gmx.ch

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