Yo vengo de una patria hermosa, un país con todas sus letras,
este pedazo de tierra, sobre el universo que me parió,
se erige imponente entre los paisajes del mundo.
Mi Venezuela querida amanece con la tonada del llanero
que ordeña sus vacas bien temprano para hacer un quesito después,
nací entre caras sonrientes, llenas de optimismo y esperanza,
ojos que pasean en Caracas echando un vistazo al atardecer del Ávila,
soñando con un futuro del que formemos parte todos.
Nada se compara con mi país, con el placer de recorrerlo,
ver el sol imponente ocultarse tras el pequeño desierto de los Médanos,
mirar las gaviotas planear sobre la mar de mi patria,
ese universo de aguas saladas con distintas tonalidades,
escuchar un gallo despertarnos, hasta en el lugar más urbano de la ciudad,
pasearse por “tierra de nadie” y sentarse a estudiar entre sus árboles.
Mi Venezuela querida ¿ya te dije hoy cuánto te amo?
te amo porque eres magnífica, porque tus atardeceres
son una paleta repleta de colores, que ningún Van Gogh podría reproducir,
te amo por el café cerrero, el guayoyito y el negrito,
por la bendita arepita de la mañana, reina pepiada, buena pelúa,
por el mondongo que levanta hasta al que quedó más muerto
después de una buena parranda venezolana,
por las hallaquitas decembrinas, porque es divina la naiboa,
porque el casabe se combina con todo,
porque de dulces criollos estuvo llena mi infancia.
Yo sí te amo tierrita mía, aquí nací y quiero morir,
por tu felicidad que es la misma nuestra, quiero luchar y conquistar,
por tener el placer de cabalgar tu llano, de bañarme en el Caroní,
de verlo unirse con el Orinoco, desde el gris hasta el marrón,
porque nadie puede morir sin conocer tu Gran Sabana,
porque el tucusito se ve hermosísimo enamorando a la flor,
porque el puma asecha a la inocente presa en tu selva,
porque la Orquídea florece en mayo,
y porque pocas bellezas se comparan con un Araguaney floreado.
Aquí estoy mi pequeña Venecia, un nombre insignificante para tu majestuosidad,
aquí estamos los venezolanos que madrugamos todos los días,
algunos desde la Lagunita y otros desde Petare,
pero todos esperanzados de verte renacer triunfante.
Yo te amo Venezuela y porque te amo sé,
que nadie puede jactarse de haber vivido
sin haber transitado los parajes de esta patria que me ha parido.
este pedazo de tierra, sobre el universo que me parió,
se erige imponente entre los paisajes del mundo.
Mi Venezuela querida amanece con la tonada del llanero
que ordeña sus vacas bien temprano para hacer un quesito después,
nací entre caras sonrientes, llenas de optimismo y esperanza,
ojos que pasean en Caracas echando un vistazo al atardecer del Ávila,
soñando con un futuro del que formemos parte todos.
Nada se compara con mi país, con el placer de recorrerlo,
ver el sol imponente ocultarse tras el pequeño desierto de los Médanos,
mirar las gaviotas planear sobre la mar de mi patria,
ese universo de aguas saladas con distintas tonalidades,
escuchar un gallo despertarnos, hasta en el lugar más urbano de la ciudad,
pasearse por “tierra de nadie” y sentarse a estudiar entre sus árboles.
Mi Venezuela querida ¿ya te dije hoy cuánto te amo?
te amo porque eres magnífica, porque tus atardeceres
son una paleta repleta de colores, que ningún Van Gogh podría reproducir,
te amo por el café cerrero, el guayoyito y el negrito,
por la bendita arepita de la mañana, reina pepiada, buena pelúa,
por el mondongo que levanta hasta al que quedó más muerto
después de una buena parranda venezolana,
por las hallaquitas decembrinas, porque es divina la naiboa,
porque el casabe se combina con todo,
porque de dulces criollos estuvo llena mi infancia.
Yo sí te amo tierrita mía, aquí nací y quiero morir,
por tu felicidad que es la misma nuestra, quiero luchar y conquistar,
por tener el placer de cabalgar tu llano, de bañarme en el Caroní,
de verlo unirse con el Orinoco, desde el gris hasta el marrón,
porque nadie puede morir sin conocer tu Gran Sabana,
porque el tucusito se ve hermosísimo enamorando a la flor,
porque el puma asecha a la inocente presa en tu selva,
porque la Orquídea florece en mayo,
y porque pocas bellezas se comparan con un Araguaney floreado.
Aquí estoy mi pequeña Venecia, un nombre insignificante para tu majestuosidad,
aquí estamos los venezolanos que madrugamos todos los días,
algunos desde la Lagunita y otros desde Petare,
pero todos esperanzados de verte renacer triunfante.
Yo te amo Venezuela y porque te amo sé,
que nadie puede jactarse de haber vivido
sin haber transitado los parajes de esta patria que me ha parido.
LYCETTE SCOTT
5 comentarios:
Y yo digo Amén! Un beso mi bella!
Hermoso país el que tenemos, aunque haya que reconstruirlo
que hermoso ese poema que bien reflejas el amor que sientes por este hermoso país en el que tuvimos la dicha de nacer.. :-D
Muchas gracias, así es, a pesar de todas las cosas malas no puedo negar que tengo un inmenso amor por este país como territorio.
viva Venezuela mi patria querida, cada dia mas creciendo de amor y con ganas de trabajar
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