¿Qué es el género? Wikipedia, lo define como "el conjunto de los aspectos sociales de la sexualidad, un conjunto de comportamientos y valores (incluso estéticos) asociados de manera arbitraria, en función del sexo". En esta oportunidad me quiero referir a las construcciones de género y el rol que juega la educación en las mismas. En la construcción del género existen los roles, que son definidos e inculcados culturalmente según el sexo biológico del individuo y ahí es a donde quiero llegar.
En los países androcéntricos se asigna al hombre el rol de proveedor y a la mujer el de reproductora, esto conlleva pues a una educación según la cual el niño de la casa está criado para tener tantas mujeres como pueda y la niña para reservarse a un hombre, su marido y claro está, parirle muchos hijos, porque ella vino al mundo a eso "complacer a su marido y tener tantas crías como un conejo, si ello fuera posible".
Ustedes dirán que esos roles de género a raíz de la liberación femenina ya no se encuentran vigentes, y yo les respondería que la vigencia de los mismos es parcial, la mujer ha conquistado algunos espacios, mientras que el hombre se resiste a ello. Los roles de género como construcción social se encuentran asociados a papeles "naturales" del individuo, al menos eso nos dicen, pero realmente son culturalmente creados.
Se trata de modelos que se reproducen e inculcan de una generación a otra, así hoy en día, en pleno siglo XXI el hombre sigue siendo más macho mientras más mujeres consigue y más dinero tiene, y las niñas siguen siendo educadas para complacer, para ser bonitas, objeto de contemplación. En casa el niño no hace nada, pero las madres tienen extremo cuidado en enseñar a sus hijas a planhar, cocinar, cambiar pañales y complacer a sus hermanitos varones, así en el momento del matrimonio se transfiere el poder de un hombre (el padre) sobre la mujer, hacia otro hombre (el marido), de tal forma que la liberación femenina no es tal, la mujer está educada para aceptar y promover esa transferencia de poder, para sentir que no es nada si no tiene un hombre al lado, para sentirse dominada.
Como producto de esa educación, aún en nuestra época los hombres siguen prefiriendo a esas mujeres brutas o que parecen serlo, que aceptan sin miramientos ser subyugadas por ellos, dicen admirar a las mujeres plenas, ejecutivas, brillantes, libres, que siendo heterosexuales se niegan a ser dominadas, pero no las quieren, ellas son buenas para las empresas, pero no para ser sus parejas, esa "admiración" en efecto, no es tal.
Este es un tema que tiene mucha madera para cortar y tengan la seguridad de que lo seguiré haciendo, pero hoy quiero dejar al alcance del lector la reflexión de que cambiar una construcción social comienza por la casa, si usted es madre y no quiere que su hija sea subyudada por un varón, sino que prefiere que sea amada y respetada por éste, entonces piénselo un poquito y edúquela de modo tal que sin llegar a ser feminista, se respete a sí misma, se ame a sí misma y por sobre todas las cosas, sea capaz de pensar en términos de los roles que ella quiere desempeñar por sí misma a libre escogencia y no aquellos que considera obligatorios, porque así se le han inculcado.
En los países androcéntricos se asigna al hombre el rol de proveedor y a la mujer el de reproductora, esto conlleva pues a una educación según la cual el niño de la casa está criado para tener tantas mujeres como pueda y la niña para reservarse a un hombre, su marido y claro está, parirle muchos hijos, porque ella vino al mundo a eso "complacer a su marido y tener tantas crías como un conejo, si ello fuera posible".
Ustedes dirán que esos roles de género a raíz de la liberación femenina ya no se encuentran vigentes, y yo les respondería que la vigencia de los mismos es parcial, la mujer ha conquistado algunos espacios, mientras que el hombre se resiste a ello. Los roles de género como construcción social se encuentran asociados a papeles "naturales" del individuo, al menos eso nos dicen, pero realmente son culturalmente creados.
Se trata de modelos que se reproducen e inculcan de una generación a otra, así hoy en día, en pleno siglo XXI el hombre sigue siendo más macho mientras más mujeres consigue y más dinero tiene, y las niñas siguen siendo educadas para complacer, para ser bonitas, objeto de contemplación. En casa el niño no hace nada, pero las madres tienen extremo cuidado en enseñar a sus hijas a planhar, cocinar, cambiar pañales y complacer a sus hermanitos varones, así en el momento del matrimonio se transfiere el poder de un hombre (el padre) sobre la mujer, hacia otro hombre (el marido), de tal forma que la liberación femenina no es tal, la mujer está educada para aceptar y promover esa transferencia de poder, para sentir que no es nada si no tiene un hombre al lado, para sentirse dominada.
Como producto de esa educación, aún en nuestra época los hombres siguen prefiriendo a esas mujeres brutas o que parecen serlo, que aceptan sin miramientos ser subyugadas por ellos, dicen admirar a las mujeres plenas, ejecutivas, brillantes, libres, que siendo heterosexuales se niegan a ser dominadas, pero no las quieren, ellas son buenas para las empresas, pero no para ser sus parejas, esa "admiración" en efecto, no es tal.
Este es un tema que tiene mucha madera para cortar y tengan la seguridad de que lo seguiré haciendo, pero hoy quiero dejar al alcance del lector la reflexión de que cambiar una construcción social comienza por la casa, si usted es madre y no quiere que su hija sea subyudada por un varón, sino que prefiere que sea amada y respetada por éste, entonces piénselo un poquito y edúquela de modo tal que sin llegar a ser feminista, se respete a sí misma, se ame a sí misma y por sobre todas las cosas, sea capaz de pensar en términos de los roles que ella quiere desempeñar por sí misma a libre escogencia y no aquellos que considera obligatorios, porque así se le han inculcado.
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