Hace unos días publiqué un reportaje que había salido en El Nacional titulado "Soy Tamara pero aún me llamo Tomás", pues bien ese reportaje recibió muchos comentarios, algunos favorables y otros no, para mi sorpresa Tamara lo leyó (no sé como llegó a este blog, pero fue una grata sorpresa) y esto fue lo que nos dejó, espero que les sirve para aclarar ciertas dudas que me manifestaron: Hola:
Es Tamara Adrián quien escribe para agradecer todos los comentarios, inclusive a aquellos (pocos afortunadamente) desfavorables que espero se deban a desinformación y a los prejuicios que pululan en la sociedad debido a los estereotipos que se han formado por la marginación que se ha hecho de las personas en mi situación.
No es fácil conocerse a sí mismo, y mucho menos aceptar asumir las consecuencias de quien se es o de las condiciones que se tiene.
A cada uno y a cada una le toca una tarea en la vida para realizarse. Muchos la postergan buscando otros "beneficios" en la sociedad (éxito, dinero, socialización, etc.). Pero he visto a mucha gente que a la hora de morir, debe mirar hacia atrás con horror y decirse que no ha vivido, que ha perdido su vida. Yo puedo decir que eso no me sucederá.
Algunos podrán decir: haz hecho lo que querías. Al respecto quisiera agregar que si hubiese sido por "QUERER", hubiese ciertamente querido no tener que enfrentarme a lo que me he enfrentado. Pero también debo decir que he aprendido a vivir mi vida y no la de los demás, o mejor dicho, la que los demás quisieran que yo viviese. Y de eso se aprende a ser ese individuo único e irrepetible que todos y cada uno deberíamos ser.
En otros artículos de El Nacional durante esa misma semana, se habló de la caracterización de la Disforia de Género, como categoría médicamente reconocida por la Organización Mundial de la Salud y todas las asociaciones médicas del mundo. Están a la orden en formato electrónico.En resumen: la Disforia de Género está médicamente definida como una disociación entre la percepción del sexo de una persona (sexo mental o género) y su sexo aparente gonadal. Es decir, que una persona no se concibe del sexo que aparentemente tiene. Es como si tú (hombre o mujer) viéndote al espejo no te puedas reconocer como la persona que eres. Y eso crea una inmensa tensión y frustración continua hasta que no se asume y se hace el tratamiento médicamente conocido: la reasignación sexual.
Por ello se trata de una condición que nada tiene que ver con la homosexualidad. Los homosexuales hombres (no importan cuantas "plumas" tengan, que, por cierto, pocos tienen, pues la mayoría de los gays son muy masculinos y muy distantes del estereotipo televisivo) se sienten hombres pero su de deseo sexual se centra en otros hombres. Los homosexuales mujeres (no importa cuantas "tuercas" aprieten, que por cierto pocas tienen, pues la mayoría de las lesbianas son mujeres muy femeninas y, por ende, indistinguibles de otras mujeres) se sienten mujeres, pero su deseo sexual se refiere a otras mujeres.
La homosexualidad representa (en todos los países, y en todos los tiempos) aproximadamente un 10% al 15% de la población. Es decir, que en una clase de 60 alumnos, estadísticamente habrá 6 a 8 gays y lesbianas. Sólo que la mayoría tratará de ocultarlo (mantenerlo en su closet) tanto como pueda, para no generar el rechazo social, que, ciertamente, existe.
En el caso de la Disforia de Género los estudios médicos demuestran que se trata de una intersexualidad cerebral que se forma entre los meses 2 y 3 de la gestación, y se da con igual prevalencia (1/40.000 personas) en todos los países y clases sociales. Y, por cierto, en Venezuela es, según las estadísticas oficiales, más frecuente de MUJER A HOMBRE que de HOMBRE A MUJER (aunque esta segunda condición sea más visible, porque debido a la marginación que ejerce la sociedad, estas personas se ven condenadas casi todas a la prostitución).
Y como esa percepción es inmutable (a pesar de tratamientos tan bárbaros como electroshock) el tratamiento (protocolo) incluye el diagnóstico, la reasignación social (vestirse y actua en el sexo de identificación), hormonal, quirúrgica y legal. Es decir, la reasignación de la persona física para hacerla coherente con su identidad. ¿Fácil? Nooooo. Pero al igual que un tratamiento de quimioterapia, por ejemplo, es la forma de recuperar la salud.
Tan ha sido reconocido como un problema de salud, que hasta en países tan integristas como IRÁN!!!! el tratamiento lo costea el Estado a través de la seguridad social.
Y como se trata de un problema de identidad, las personas transexuales son heterosexuales, bisexuales u homosexuales en proporciones similares al resto de los individuos.
Por cierto, los invito a sintonizar esta noche (5/9) La Hora del Gato, por Kiss FM (101.5), donde estaré junto con Elena Hernáiz hablando de discriminación en razón del género. Y mañana martes 6, en La Chiringhella, en la Av. Andrés Bello de Los Palos Grandes, a las 6,30 p.m. estaré en las Tertulias sobre Diversidad Sexual organizadas por el Grupo LGTB de la Universidad Central de Venezuela, las cuales están abiertas a todas las personas, de todas las tendencias, condiciones sociales y sexuales y de todas las religiones y partidos en la búsqueda de la tolerancia que tanto hace falta en este país. El tema de mañana es muy interesante: El Amor en el Siglo XXI. ¿Es posible el amor en este siglo? ¿Cómo es el amor del siglo XXI?
Negra, muchas gracias por tu blog.
PD: QUERIDOS LECTORES, TAMARA, LAMENTO NO HABER VISTO ESTE COMENTARIO ANTES PARA QUE TODOS HUBIESEMOS PODIDO DISFRUTAR DE ESE PROGRAMA RADIAL. TAMARA, ERES UNA PERSONA DIGNA DE ADMIRACIÓN, PORQUE NO IMPORTA CUÁN DIFICIL SEA UNA DETERMINADA SITUACIÓN, LO IMPORTANTE ES SABERLA LLEVAR.