Casa Heiner (un sueño frente al mar)

Quienes hayan leído mi post de hace un año sobre la Casa Calera de Tango en Chile, recordarán que tengo una gran pasión por las casas minimalistas que incluyan mucho vidrio en su diseño, en aquel post les decía que esa era la casa de mis sueños, pues hoy vengo a contarles que la misma ha sido reeemplazada por la Casa Heiner en Río de Janeiro, realmente nunca había visto una casa tan hermosa, tiene exactamente todo lo que yo querría en una casa, pocos muebles, muchísimo vidrio, una piscina que se une en el horizonte con el mar y nada de exageraciones.

Me permito entonces copiarles las características de la misma, en gran detalle, las cuales conseguí en este link:

Simbiosis natural: La casa interactúa con su entorno, marcado por la vegetación tropical de Río y el océano Atlántico. La brisa y el paisaje marinos se cuelan por sus magníficas terrazas, porches y ventanas.

Espacios abiertos. En el comedor, abierto al estar, una mesa de Le Corbusier y sillas de Marcel Breuer.

Este loft de 650 m2 se alza desafiante sobre el monte Joá, en Río de Janeiro, expuesto al viento, a la brisa del mar y al incesante sol. La simbiosis permanente con su entorno se establece gracias a que tanto su estructura exterior como los techos son de cristal en su totalidad. Los ventanales se han dejado desnudos, de modo que la luz natural reina a sus anchas en las horas diurnas y los rayos de luna se cuelan durante la noche. Carece de muros externos y paredes, y cuenta con espacios diáfanos, abiertos y conectados entre sí. El 40% de la superficie son terrazas abiertas, lo que acentúa su vocación exterior.

Obra de los arquitectos Paulo Jacobsen y Claudio Bernardes, es el fruto de un sueño acariciado por su propietario, el alemán Heiner Pflug: “Quería vivir en mi casa la misma sensación de libertad que tengo en mi velero o en mi moto. Es una casa con una visión de dentro hacia afuera y viceversa, sin límites ni obstáculos”.

La transparencia y la ligereza se potencian con la profusión de cristal y metal pintado en blanco. El suelo, de mármol arena en toda la casa, acentúa la idea de homogeneidad. En la planta baja, comparten un amplio espacio abierto cocina, comedor y salón con mobiliario escaso y escogido: piezas emblemáticas del diseño del siglo XX.

Una escalera volada cruza la estancia en diagonal y la conecta con la planta superior, donde un pasillo abierto comunica los ambientes. Arriba, los dormitorios, de inspiración japonesa, dotados de terrazas y vistas espléndidas, son un homenaje al minimalismo. En la casa no hay lugar para espacios privados, porque, según su dueño, "el diálogo es mejor que el aislamiento".

Doble altura. La planta superior se conecta con el estar por un pasillo abierto. Los techos de cristal y las ventanas sin cortinas hacen que los ambientes estén incesantemente bañados por la luz.

Sin límites. Una escalera que cruza en diagonal la sala de estar crea un juego geométrico con los ventanales rectilíneos, y conecta las dos plantas. En el salón, asientos firmados por prestigiosos diseñadores como Van der Rohe, Vico Magistretti, Marcel Breuer... y el arquitecto Óscar Niemeyer.

Dormitorio depurado. Cama de aire japonés, diseño del propietario, con un panel de bloques de vidrio que oculta el baño. Lámpara Tizio de Sapper.

Aire nipón. En el cuarto de invitados, únicamente dos tatamis y una vista grandiosa... ¿Para qué más?

Cocina abierta. Es uno de los puntos neurálgicos de encuentro y convivencia. Formada por una isla central, con una encimera de acero inoxidable y un fregadero encastrado, está situada muy próxima a la terraza en torno a la piscina y cerca del salón.

Baño abierto al Atlántico. Tras el panel de vidrio que actúa de punto de apoyo, una bañera exenta y, frente a ella, una larga encimera de mármol con dos lavabos. Al fondo una terraza con vistas al mar, equipada con muebles de la serie Tulip del diseñador Eero Saarinen".

Yo definitivamente querría una casa así, sólo que con vista al mar venezolano, preferiblemente a Playa parguito y mucho más pequeña, no necesito más que unos 100m2, eso sí la piscina...ahhh de tener el dinero eso sí sería una necesidad.