Choroní Familiar

La primera vez que fui a Choroní fue un viaje especial, terminamos en Cepe un montón de personas con dos carpas pequeñas pasando trabajo, pero también en dos días completamente divinos, así les comentaba en este post.

Mi segundo viaje a Choroní fue completamente distinto, mi mamá tenía dos semanas de vacaciones, la primera la pasamos haciéndole un cariño a la casa, porque las señoras de servicio nunca limpian tan bien como uno y la segunda arrancamos para la playita, yo tuve apenas un día libre entre Cuyagua y Choroní, así que tuve que hacer maletas apresurada, pero fue un viaje muy sabroso.

Allá llegamos a la posada Cacao y Sueño (pueden verla en Turismo de Playa), una posada pequeña de sólo cuatro habitaciones y atendida por sus propios dueños, nos tocó una habitación muy sencilla, pero también muy bonita, el baño tenía un lavamanos de gres empotrado en madera que me pareció un detalle exquisito, la habitación tenía su aire acondicionado, algo muy apreciado en medio de aquel calor, sólo le faltó a mi juicio un televisor, pero los dueños nos manifestaron que estaban trabajando en eso. Total que nos fuimos el martes como a las 10 de la mañana y terminamos llegando casi a las 3 de la tarde, porque era la primera vez que mamá manejaba por ahí y le daba terror la carretera, cuando llegamos el pueblo estaba tan tranquilo que me dio la impresión de encontrarme en Casas Muertas, nada que ver con su agite de fines de semana y temporada, durante los días de semana Choroní es un lugar para descansar en paz y calma.

Yo quería ir a Chuao porque no la he conocido y así llevaba a mi mamá también pero teníamos a Romeo&Julieta y mi mamá temía que con el oleaje en la lancha terminaran yéndose por la borda, así que nos fuimos todos los días a Playa Grande, esta playa me gustó mucho, me habían hablado de sus grandes olas en ciertas épocas y no se equivocaron, además el paisaje se me pareció mucho al de Cuyagua, lo cual le dió puntaje especial para mí.

Luego de la playa íbamos a almorzar y de allí a meternos en la piscina de la posada hasta que fuera la hora en que la cierran, las comidas en Choroní me parecieron un poco costosas, aunque los restaurancitos a la orilla de la playa preparan un pescadito bien sabroso y mucho más económico que las comidas en el pueblo.

El pueblo es como todos los pueblos costeros en nuestro país, aparentemente todo el mundo se conoce y tienen buenas relaciones entre sí, eso sí me dió la impresión de estar un poco abandonado por los gobernantes, todas las calles (salvo la principal) son de tierra y me pregunto por qué un lugar tan turístico como éste, al cual acuden nacionales y extrajeros por igual, tan sólo a disfrutar de sus playas y tambores en el malecón, puede estar así. Me explicaron los locales que ellos dependen de la alcaldía de Maracay que por supuesto no les para mucho, así que considero que ese pueblito estaría mejor organizado si les permitieran tener autonomía. Llegando al pueblo hay una tiendita Rastafari, en la que compré sarcillos, pantalones, camisas y adornos para el cabello, me la quería llevar completa, pero la verdad es que no tenía mucho dinero para eso.

Choroní es definitivamente una opción a visitar, la vida es tranquila, su gente es cálida y muy amable con los turistas, tiene playas hermosas, auqnue a mi me gustó mucho más Playa Grande que Cepe, tiene el Dique, lugar famoso en el que todos acuden a bañarse en las aguas heladas del río, el cual no pude visitar en esta oportunidad, pero sí en la anterior. Además hay tambores todos los fines de semana en el malecón, al igual que Cuyagua también es famoso por sus Guarapitas y tiene posadas para todos los gustos, cuyos precios oscilan entre 60.0000 y 500.000 bolívares diarios, así que es un lugar accesible para todos, ello sin contar con la posibilidad de alojarse en carpa para los más osados.

Sigo diciendo como aquella propaganda ¡VENEZUELA, TIERRA DE GRACIA!, que hermoso país tenemos.