26 de octubre de 2008

Grande Maestro Abreu (Parte II)

En esta oportunidad y con ocasión del post anterior, quiero compartir con ustedes un artículo titulado "OVIEDO FUE TESTIGO DEL MILAGRO DE LA RESURECCIÓN", escrito por Marjorie Delgado y publicado en el Diario El Nacional el viernes 24 de octubre del presente año. ¿Por qué? pues porque describe con tanto sentimiento lo sucedido en la entrega de los premios Príncipe de Asturías, que no podía dejarlo pasar:
"Violines y cellos comenzaron anunciando los ritos lúgubres de una muerte, una terrible. Se anunció imponente y aparentemente invencible, pero la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar y el Coro de la Fundación Príncipe de Asturias entonaron al final el milagro de la vida después de la muerte, el de la resurrección. "Oh muerte tú que todo lo doblegas, has sido doblegada", cantaba Hadar Halevy, la mezzosoprano invitada.
La música casi abstracta de la Sinfonía Nº 2 de Gustav Mahler se convirtió en una metáfora sonora contemporánea. Cuando en el mundo se le hacía la cruz a la música académica, el Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela proclamó su resurrección. El concierto era, de alguna forma, un acto de fe. Los músicos venezolanos fueron convincentes, hasta para aquellos que han ido olvidando el verbo creer.
Ésta no es la lectura de unos pocos, es la de muchos. No sólo es la de directores aclamados que han declarado que el futuro de la música está en Venezuela, sino también parece ser la que confirman los aplausos de las miles de personas que ven a la orquesta venezolana en acción. Anoche, en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, y su esposa, doña Leticia Ortiz, se sumaron a este coro.
Ofrecieron más de 10 minutos de palmas a los venezolanos y, aunque el público comenzaba a aplaudir con menos intensidad, ellos seguían, aplaudiendo y levantando las manos unos centímetros más arriba de la postura normal. Apenas un metro más abajo se encontraba Ingrid Betancourt, con los ojos aguados. "Estoy muy emocionada. Me siento como si fuera venezolana. Esta orquesta es un orgullo para toda Latinoamérica", dijo mientras salía del concierto en el que, por primera vez, escuchó a los músicos venezolanos que tocaron llevando medallas que tenían inscrito su lema: "Tocar y luchar". Ambos verbos fueron llevados a la práctica anoche, también frente a la escritora Margaret Atwood como testigo en las butacas.
No hubo bis, no hubo "Mambo" de Berstein. En menos de cinco minutos, ya José Antonio Abreu estaba en un salón exclusivo con Gustavo Dudamel, junto con el concertino Alejandro Carreño. Entraron los príncipes y la palabra "maravilloso" se escuchó al menos una decena de veces.
Felipe de Borbón abrazó a Abreu y a Dudamel, quien incluso les presentó a los príncipes sus padres. "Tenía muchas ganas de conocerlos. Enhorabuena", dijo la princesa. No había lugar para preguntas; sin embargo, cuando fue interrogada sobre lo que sintió cuando escuchó a la orquesta, expresó que estaba segura de que lo que había experimentado fue lo mismo que todos en la sala: maravilla. "No podemos declarar tanto porque los periodistas españoles nos dan en la cabeza si damos exclusivas para la prensa internacional", señaló el príncipe. No obstante, la escena ya era una exclusiva.
Más adelante, cuando volvió a ver a Dudamel, la princesa le preguntó su edad. Cuando le dijo que tenía 27 años, el príncipe exclamó: "¿27 años? ¡Qué bárbaro! ¿Y cuando se va?". "Mañana, tengo concierto en Viena", respondió Dudamel. "Eso sí es globalización", le contestó Felipe de Borbón.
LEYENDA:
El obsequio
Al inicio, en un palco especial, se encontraban el príncipe de Asturias y su esposa. En el podio, Dudamel. Demasiada tentación para las cámaras. Dos horas más tarde, la sala estaba ya vacía. José Antonio Abreu y Gustavo Dudamel tuvieron que subir nuevamente al escenario junto con Felipe de Borbón y doña Leticia Ortiz. La razón: la fotografía para la historia. Juntos posaron para la imagen oficial del encuentro. Sorpresivamente, el violinista Rodney Morales y la violista Johann Sierralta se acercaron a los príncipes para entregarles las medallas que llevaban puestas durante el concierto. Se emocionaron. El violín con las palabras tocar y luchar los conmovió. Minutos antes de la presentación, Dudamel había dicho que estas palabras no sólo eran un lema, sino que más bien las llevan a la práctica todos los días. Luego repitió la oración en tiempo futuro: "Yo lucharé siempre. Este sistema y esta orquesta son mi prioridad".

2 comentarios:

Birrilly dijo...

UNICOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO...EN VENEZUELA SI SE PUEDE.

Anónimo dijo...

¡Hola de nuevo y para siempre!
Resulta cuesta arriba pensar, culturalmente, en lo imposible cuando la reflexión deviene de dimensionar los límites peda-andragógicos del Maestro José Antonio Abreu, porque Él no es único, Él compendia la razón de ser de más de un cuarto de millón de sobresalientes intérpretes venezolanos de la música académica universal mestizada con la popular tradicional venezolana donde se sustenta la esperanza de un Mundo en paz, alegre y espiritual como inspiración de la eterna comprensión. Vamos a darle nuestro apoyo al Maestro respaldando a la juventud que observa con deseos profundos de emular la trayectoria y el accionar de DUDAMEL, a tal efecto, con todo respeto, a ellos va una buena fuente de inspiración extraida de la obra el "SECRETO". Muchachos, muchachas y amigos de la tercera juventud, espero que lo disfruten con su puesta en práctica:
["La imaginación lo es todo. Es la vista previa de lo que la vida va a atraer". Albert Einstein].
"(...)Decide lo que quieres, cree que puedes tenerlo, cree que te lo mereces, y cree que es posible para ti y luego cierra tus ojos cada día durante varios minutos y visualiza teniendo lo que quieres y sintiendo los sentimientos de tenerlo ya. Sal de eso y concéntrate en lo que agradeces ya, de verdad, disfrútalo, ¿Vale? luego entra en tu día y entrégalo al Universo, y confía que el Universo se las ingeniará para manifestarlo. El Secreto me transformó del todo porque crecí en una familia en la que mi padre era muy negativo, pensando que los ricos eran gente que había timado a todo el mundo. Pensando que cualquiera que tuviese dinero había debido engañar a alguien. Así que crecí con un montón de creencias acerca del dinero, que si lo tenias, te hace malo, ya sabes, solo la gente mala tiene dinero, y que el dinero no crece en los árboles. ¿Quién crees que soy, Rockefeller? Esa fue una de sus frases favoritas. Así que crecí de verdad creyendo que la vida era
difícil, que era dura, tenías que luchar y fue solo cuando conocí a W. Clement Stone, que literalmente empecé a cambiar mi vida(...)".
"Cualquier cosa que la mente pueda concebir, puede ser lograda". W.Clement Stone
¡Saludos de GUARATARO DEL GUAIRE!

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