Meses de múltiples ocupaciones me han mantenido alejada de ésta, mi casa virtual. Sin embargo, hay ocasiones que bien ameritan un descanso y unas palabras, en esta oportunidad es la noticia del triste fallecimiento de Nelson Mandela.
Madiba, como era llamado en el dialecto africano de su gente, no fue más que un hombre común, de carne y hueso, nacido en el contexto social de un país con profundas desigualdades raciales. Él es uno de esos seres que se convierten en objeto de admiración y modelo a seguir, por su calidad humana. Sí, Mandela fue un hombre que logró sentar las bases que reunirían a un país y le recordarían a su gente que como seres humanos nos unen más nuestras similitudes de lo que nos separan las diferencias.
Ese hombre que al llegar a la presidencia, en lugar de desatar un odio y violencia aún mayores, contra quienes antes fueran sus opresiones, decidió guiar a Sudáfrica por un proceso de pacificación. Después de todo, como él bien dijera: "El perdón libera el alma, elimina el miedo. Por eso es una herramienta tan poderosa".
El hombre de la paz, el hombre de la reconciliación, el hombre de la paciencia, el hombre del perdón, el ídolo de una nación, un ser querido para el mundo, el buen merecedor del Premio Nobel de la Paz. Si quieren conocer más de él, sientanse libres de seguir este link. Igualmente, podría recomendarles ver el siguiente documental en youtube:
Hoy quiero desearle que descanse en paz y agradecerle por tanto, despidiéndome con dos de sus frases favoritas para mi:
"La educación es el arma más importante que se puede usar para cambiar al mundo".
"Nunca, nunca y nunca más, deberá volver a sufrir esta hermosa tierra, la opresión de un hombre sobre otro".
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