Me confieso fanática de la literatura y amante de los libros desde muy pequeña. Bibliófila para algunos, sencillamente "nerd", "galla" o "ratón de biblioteca" para otros. La lectura es una experiencia de los sentidos, porque un buen libro puede llevar hasta al más precavido a mundos inimaginables. Si a usted le gustan los libros, probablemente está acostumbrado a que lo vean raro porque de vez en cuando saca de abajo de su manga alguna frase al azar que encontró en uno de esos conjuntos de líneas. Quizás le vengan a la mente por casualidad, tal vez las emplee como una especie de muralla que refuerza sus argumentos o como un arma blanca que tiene como objetivo aniquilar una tesis ajena.
En cualquier caso, el lector siempre tiene una tendencia a buscar compartir ese mundo que halla en un libro con quienes lo rodean. Hacerlo nunca había sido tan fácil como en la era de las redes sociales. Poner al alcance de otros aquello que a uno le parece un placer, inducirlos a la reflexión, regalarles un pensamiento, buscar despertar la curiosidad es algo que está al alcance de cualquier blibliófilo en las redes sociales. Yo por ejemplo, tengo que esa costumbre. Leer un libro, tomar frases a mi antojo, ponerlas en ese minúsculo espacio de libertad de expresión (para bien o para mal) de 140 caracteres denominado twitter. Algunas veces también, suelo tomar frases y compartirlas con esos amigos reales o virtuales que se acercan a visitarme en facebook. Ocasionalmente alguien hace un retuit, comparte mi estado, hace un comentario o regala un tímido "like" y entonces una sabe que la misión (que algunas veces no tiene ningún fin, sino la propia catársis) se ha cumplido.
Recientemente se me ocurrió tomar alguna que otra foto a fragmentos de libros que quisiera conservar en línea, o que sencillamente soy muy extensos como para reducirlos a la síntesis de tuiter o el breve espacio del muro de facebook, y decidí subirlas a Instagram. A veces sin nombre, sin autor, sin nada. Otras con una etiqueta sencilla como "bookslover" o el nombre de la obra. Como consecuencia me encontré con la grata sorpresa de que hay muchas personas haciendo lo mismo que yo, así que era evidente que estaba descubriendo el agua clara. Pero eso no le restó emoción a la revelación, por el contrario la alimentó. Cuán maravilloso es que hayan cientos, quizás miles o tal vez solo decenas de personas que anden por ahí sin egoísmos compartiendo fragmentos literarios con sus incautos seguidores.
Se me ocurrió entonces escribir estas líneas como una celebración personal a tan maravilloso fenómeno, como una alegría de quien se crió entre libros y, finalmente, como una esperanza de quien cree fervientemente en el poder de la lectura para cambiar el mundo.
1 comentario:
Interesante…, yo también tengo mis montones de citas, párrafos de muchos libros, de muchos autores.
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