4 de agosto de 2015

Me gustas

¡Me gustas!
Porque tu nombre es una escalera incierta llena de incógnitas amarillas,
porque no se llama tristeza a la luz instalada en tu mirada,
porque no hay aliento de lágrima en tus párpados salados.
Así como la flor ama a su rocío,
y el mar desnuda al sol en el amanecer.
Así como todas las cosas simples que suceden porque sí,
...simplemente, me gustas.
Yo no llamo por tu nombre al sueño de mi mañana oscura,
ni repliego las armas por temor a perder la guerra,
hay un amor que lucha, hay un amor vencido,
y hay un amor que aunque trates de asesinarlo, perdura.
¡Me gustas!
Cuando la cal baña la piel de tu rostro que se disfraza de melancolía,
cuando tu cuerpo sangra desde una navaja herida que lleva mi nombre,
cuando eres valiente para hacer girar al mundo
y cuando te finges débil para hacerme creer que me necesitas.
Nunca supe de qué se alimentaba tu silencio,
cuánta intranquilidad había en tu mirada paciente,
nunca sabré si tus besos son los mismos míos,
o si tus sueños me inscriben en tu futuro.
Soy infinitamente ignorante de tus secretos,
eres el misterio ambulante de un huracán que arrastra la arena de mi desierto.
¡Me gustas!
Aunque tu intranquilidad se instalara en mi alma,
porque no hay límites para el amor que llena de desespero,
porque impacientas mi calma, porque te vistes de deseo.
No podría la luna ser una dama, pero tú eres una constelación entera.
Te vistes de rosas nacaradas, de aliento sostenido,
brindas la manzana del pecado y redimes en tu perdón,
amaneces en el viento y el goteo de mis profundos silencios.
¡Me gustas!
Porque eres el principio de un mundo que acaba cada vez que te pierdo.

Lycette

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