Payasos

Creo que es hora de quitarse las máscaras,
es que el carnaval pasó hace meses.
Por mi lado pasan comparsas,
de supuestos intelectuales con palabras célebres,
payasos disfrazados de gobernantes suelo ver,
se confunden con ladrones que pretenden ser santos,
se llevan sonrisas, futuros, sueños,
mientras cenan caviar en mesones largos llenos,
se rodean con caravanas de bufones
que les ríen las gracias en afán de mantenerse en vida.
Pueblos grandes que son revolucionados,
educados con cultura de loros harapientos,
repitiendo tristes consignas mudas
con el hambre carcomiéndoles por dentro,
caravelas por la vida sueltas,
esqueletos de gobiernos acéfalos,
eunucos por la falta de alimentos.
Que colorida fiesta carnavalesca,
lindos arcoiris con sus mil colores me ciegan,
llantos que suenan a sonrisas enfermas,
pobres de la tierra inundados de miseria,
allá vemos al bufón mayor
payaso que se ríe de sus súbditos,
con su barriga llena y corazón contento,
ya que pasa en caravana oscura,
mira hacia abajo con sonrisas turbias
tantos años de esperanza desvalida
algún día acabarán con brío,
con un pueblo que dejará de ser manso
para levantarse en revolución sin palos,
con libros como armas blancas
y educación en punta de lanza,
cercenarán cabezas de malvados grandes
que se esconden en palacios de piedra,
dándole armas negras a sus guardias
para mantener la ignorancia en popa,
asegurando un reinado de ilusiones rotas.

Lycette Scott