Houston tendrá alcaldesa lesbiana

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Annise Parker se resistió, hasta donde pudo, a dejar que su identidad sexual se infiltrara en la discusión electoral. Cuando tuvo que dar batalla para neutralizar una serie de ataques de última hora, no dejó de lado su principal argumento: que ella iba a gobernar Houston no porque fuera lesbiana, sino porque era una administradora eficiente, una mujer con determinación y experiencia.
El sábado por la noche, cuando finalmente su contrincante, el también demócrata Genne Locke, aceptó su derrota, Parker al final se descargó con las emociones que parecía guardar bajo su apariencia adusta, intratable y tímida: "Esta noche los votantes de Houston han hecho historia. Sé lo que esto significa para muchos de nosotros que nunca pensamos que podríamos llegar a un puesto tan alto. Esta elección ha cambiado el mundo para la comunidad de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. Tanto como está por transformar para mejor las vidas de todos los houstonianos. Eso será mi administración".
Con una baja concurrencia de votantes, una jornada de molesta llovizna y un margen calcado de las últimas encuestas, Parker se convirtió en la primera mujer abiertamente lesbiana que ocupa la alcaldía en una de las grandes ciudades de EEUU.
Parker remontó así una fuerte ofensiva que en las últimas semanas lanzaron en su contra activistas de sectores conservadores cristianos opuestos a la posibilidad de que el gobierno de la mayor urbe texana quedara en manos de esta mujer, de 53 años, emparejada desde hace casi 20 con otra mujer, y con la que tiene dos hijos.
La nueva alcaldesa, que antes de dedicarse a la política fue ejecutiva en la industria petrolera, lleva 12 años en distintos puestos en la ciudad, primero como concejal y luego, en los últimos seis años, como controladora (ejecutora del presupuesto) de Houston. Sucederá en el cargo a Bill White, quien a su vez buscará ahora recuperar la gobernación de Texas para el partido demócrata.
Cinco puntos por encima del contrincante
Cerca de cinco puntos por debajo de Parker quedó Genne Locke, un abogado negro y millonario, padre de cinco hijos y abuelo de dos que, aunque intentó distanciarse de los ataques basados en la identidad sexual de Parker, quedó salpicado cuando salió a la luz que dos de sus principales colaboradores financieros tenían relación con por lo menos uno de los activistas que montó aquella campaña.
Parker también golpeó a Locke en su contraataque tras los panfletos y, en especial, por su pasado como letrado de la ciudad y su condición de 'lobbista' de una de las mayores firmas legales del país, que en un par de casos cobró por sus servicios a Houston 640 dólares a la hora.
Locke contó con el apoyo formal de los mayores organizaciones laborales de Houston, incluido el sindicato de policía, y también de líderes negros y latinos, pero la campaña que sus colaboradores lanzaron en un aparente intento de polarizar el voto y forzar una definición de los indecisos no sirvió para acortar la ventaja que tenía Parker.
La baja afluencia de votantes tampoco favoreció a Locke, en especial a sus aliados conservadores, que llamaban a concurrir a las urnas sólo para frenar a Parker. Ahora, Parker y Locke se han comprometido a cerrar las heridas dejadas por la campaña, en especial Locke, que ha llamado a trabajar juntos, mirar hacia adelante y dejar atrás disgustos, frustraciones y enojos.
En sus años de estudiantes universitarios, tanto uno como otro fueron activistas, Locke por los derechos civiles de los negros, Parker por los derechos de los gays. Aunque ambos, convertidos en demócratas de centro, parecían haber dejado ese pasado atrás, hasta que la elección se tornó reñida y las dos partes recurrieron a toda la artillería disponible. Pero en el fondo, entre ellos había pocas diferencias: los dos están a favor de potenciar el atractivo de Houston para los negocios, mejorar la seguridad y crear trabajo.