21 de febrero de 2012

Mi mar venezolano


Hoy finaliza el carnaval venezolano. Esa época que recordamos siempre con cariño desde que estamos pequeños. Cuando éramos niños, solíamos disfrazarnos y jugar con agua, huevo, harina, pinturas y cualquier cosa que se nos ocurriera. Hay quienes mantienen esa costumbre de viejos.
Como muchos, acostumbro pasar estos días en la playa, y quizás sea ésta, una de las pocas veces que me haya sentado a reflexionar sobre las cosas maravillosas que tiene este país. Sí, es cierto, vivimos en una crisis socio-económica y política que nos está volviendo locos, pero hay cosas que siempre debemos recordar con cariño. Así como en otros países dan por sentadas cosas que nosotros desearíamos tener: gobiernos que retribuyan los impuestos a sus ciudadanos, orden, limpieza, sistemas educativos que funcionen, y tantas otras; nosotros los venezolanos, damos por sentados nuestros paisajes, algo que no creo que valoremos por completo hasta que vivimos en el extranjero (en el caso de quienes tienen la oportunidad de hacerlo).
Recuerdo que años atrás, alguien me acusaba graciosamente de parecer una guía turística de Venezuela y ¿cómo no hacerlo? ¿cómo no apreciar y promocionar las cosas buenas que sí tenemos? pocos sitios en el mundo tienen la ventaja de gozar con tantos paisajes hermosos, especialmente a tan poca distancia. En este país, no importa dónde estés ubicado, el lugar más lejos te quedará a 10/12 horas manejando. 
Las playas venezolanas, siempre ejercen en mí un efecto mágico de reconciliarme con este terruño y de recordarme que soy venezolana de pura cepa, que esta tierra me parió y que tiene cosas dignas de ser amadas épicamente y con locura. Esa facilidad de bañarse en playas hermosas, llenas de palmeras cargadas de cocos, con un mar cálido y transparente, revolcarse en una arena fina, disfrutar del sonido del oleaje, la brisa marina en la cara, los pelícanos y las gaviotas al vuelo, son cosas que damos por sentado. En esta oportunidad hago un llamado para que apreciemos y cuidemos lo que tenemos, para que disfrutemos esos pequeños momentos de risas y tragos entre amigos en un lugar mágico, en toda su magnitud. Olvidar lo valioso que es algo, es el primer paso para acabar con ello y estos paisajes nuestros merecen ser cuidados como una joya preciada que nos ha entregado la naturaleza, eso es lo que son. 
Ayer me senté, como es costumbre, durante un rato a ver el mar, un poco alejada del grupo de amistades que me acompañaban en esta oportunidad. Me gusta ese momento de soledad que me permite apreciar cada mínima cosa que esa naturaleza a mi alrededor me regala, me fascina tener la bendición de sentarme bajo el sol a organizar mis ideas, proyectos y mi vida, bajo un sol radiante y arrullada por las olas del mar. Hasta ahora, la playa nunca ha sido mala consejera para mí, aún cuando, sí ha sido el lugar de mis más grandes aventuras. Por el contrario, es el lugar que me ayuda a proyectar cosas, a calmar ansiedades y, sobre todo, el que me hace agradecer cada segundo por cada cosa maravillosa que puedo disfrutar. Las playas venezolanas, me convierten en una persona más agradecida y eso es algo que aprecio enormemente. 
¡¡¡ Cuánto amo yo a este mar... mi mar, ese que es sólo mío y de cada uno de los que fuimos lanzados por algún azar de vida, en medio de una costa venezolana de esas que suenan a tambor, saben a sal, coco y pescado, huelen a mar y se deletrean A-L-E-G-R-Í-A!!!

2 comentarios:

Rafael Baralt dijo...

Que belleza tu escrito Lycette, hace que uno se reconforte y se conecte con lo divino de la naturaleza. Que afortunados somos de tener este mar, estas playas, estas montañas, tepuyes, este clima. Venezuela es un país verdaderamente hermoso y hay que rescatarlo para que la gente sepa apreciarlo por lo que somos, personas trabajadoras y nobles en su mayoría que creemos en un país mejor. Este carnaval no viajé a ninguna parte pero siento que lo hice al leer tu escrito, me hizo transportarme hasta el punto de meditar sentado frente a ese mar.

Gracias por poner en palabras esa maravillosa experiencia.

Un abrazo,

Rafael Baralt
@raguniano
@rbaralt

Lycette Scott dijo...

Ragu: Bienvenido por aquí. Lo escribí porque desde ese momento de soledad de ayer, me quedé pensando en ese algo tan maravilloso que tenemos y que espero poder seguir disfrutando hast el fin de mis días. Que bueno que produjo ese efecto en tí.
Besos

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