22 de marzo de 2012

Ironías felices

Conoces a una persona cualquiera durante un viaje de playa, cruzan dos o tres palabras, no se vuelven a ver durante años, es alguien que salió de tu vida. En una fiesta se vuelven a reencontrar, pasan los meses y como por arte de magia, terminas saliendo con alguien que tiene una fuerte amistad con la primera persona, crees que ésta es la persona de tu vida, esa que siempre quieres tener contigo y que así sucederá, pero entre tantas cosas, tienes serias diferencias con su mejor amiga. 
Al cabo de unos meses, esa persona a la que amabas se va de tu vida, después de haberte regalado momentos felices, pero no sin antes dejarla un poco desordenada. Irónicamente, su mejor amiga con quienes tenías diferencias, pasa a ser una persona de primer plano en tu vida, alguien que está allí, que te hace sonreír, te apoya, te fastidia y se queda allí para ayudarte a reconstruir tu vida y arreglar el desorden que quedó. En un camino que no sabes exactamente cuándo tomaste, descubres que esta mujer es una persona maravillosa, aprendes a sonreír con sus defectos y alegrarte aún más con sus virtudes, es más, es una persona que está llena de virtudes. De algún modo, consiguen puntos de encuentro entre dos personalidades diametralmente opuestas, así que terminan estrechando lazos fuertemente. 
Un buen día, piensas que la vas a perder y, en cuestión de segundos, pasa por tu mente un torbellino de situaciones, angustias y recuerdos. Entonces entiendes más que nunca que han construido una amistad sólida, a base de chistes, llantos, alegrías, tragos, rumbas, vinos, conversaciones, un cariño que no nació, sino que se construyó y ese es quizás el mejor de todos porque tiene bases bien fundadas. Te sorprendes extrañando cosas de esta persona que antaño te molestarían. Cuando la vuelves a ver, le das un abrazo que recordarás toda la vida, ese que dice cosas que en palabras no se saben expresar: Gracias por aparecer en mi vida, gracias a la vida por devolverte sana y salva... gracias por cosas que no se nombran, simplemente... gracias. 
La vida es una ruleta de ironías. Sin saber exactamente cómo, ni por qué, la persona que se marchó de tu vida, terminó dejándote un regalo invaluable, alguien con quien construir bloque a bloque una relación de amistad. Una amistad simple, de esas que no compiten en posiciones con otras personas, de esas que saben agradecer los momentos de alegrías y saben ofrecer consuelo en la tristeza, una amistad que tiene claro su lugar y que tiene claro su alcance en cada corazón, no le interesa competir, porque sabe que es lo que debe ser, en la medida justa y precisa, y que hay poco de casualidad en ella.  Comienzas entonces a agradecerle a la vida por sus ironías, le sonríes a las locuras y en ese momento, más que en cualquier otro, te convences de que nada pasa porque sí, todo tiene su razón de ser y, entiendes que una amistad que dure años o un mes, simplemente es como debía ser.
Sigues tu camino, continúas sonriendo y agradeces cada pequeña cosa que esta amistad te ha regalado, entre ellas, aprender a dar segundas oportunidades porque la vida puede tener preparado algo bueno para tí. Nadie entra en tu vida por casualidad, cada vez me convenzo más de eso.
¡¡¡ Que maravilloso es poder contar anécdotas de ironías felices !!!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Este es un espacio libre, en el cual puede expresarse a gusto y placer, por favor, conserve el buen vocabulario y el respeto hacia la autora y/o los demás lectores.
¡Muchas gracias!
Bienvenid@