13 de junio de 2012

Destrucción


Me senté a tu lado sin voltear a observarte,
yo no quise mirarme infringirte dolor,
llorando con sangre, defecando los restos
de lo que alguna vez llamamos amor.

Sin compasión te abandoné a mi antojo,
fuiste como el despojo de una vana ilusión,
fui tu victimaria en una fría noche,
yo no quise lamer de tu herida el ardor.

Te deje yacer en el suelo,
entre sangre, leche y sudor;
entre las sábanas un basurero,
lo que dejó de ser cuando amaneció.

No llamé por tu nombre,
fuiste la incógnita en una historia de dos,
no quise comer la sal de tu herida sangrante,
ni besar en tu alma tan triste pasión.

Me retiré puramente,
a tu humedad dije adiós,
te dejé entre tu llanto, un riñón en la mano,
en el piso un pulmón.

Destruí cuanta cosa humana existió alguna vez en tí,
puse hiel en tu boca sedienta,
me alejé de tu ansiedad por mi tortura,
nada quedó de lo que un día fuiste en mi.

Sádica y maltratadora,
me senté a contemplarte en tu desilusión, 
eliminé el bombeo de sangre,
apreté en mi mano tus visceras,
me parió la maldad,
y en tu muerte, morí. 
LYCETTE SCOTT

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