Ay Celeste

Antes de irte decías que por cada luz de vida que se apaga, nacía otra nueva y resplandeciente, pero con tu partida nació una oscuridad que pareciera durar mil años. Tu sacrificio por mí me ha pesado a toneladas desde que no estás, porque tu amor me dejó una vida de satisfacciones y un muy mal recuerdo de abril.

Esta vida se me desorienta sin tus olores, sin el sabor de tu sazón, sin tus manos suaves, sin tu cariño maternal y sin tu consejo en mi oido. Pensé que serías eterna, que nuna te irías por completo, te siento a mi lado pero volteo a buscarte y sólo encuentro tu ausencia, escucho tu voz que me llama y no sé de donde viene ¿Es que aún estás aquí o ya te fuiste?¿dónde estás desde ese mediodía? es egoismo puro este llanto, las lágrimas que mojan esta carta que te escribo sin saber a donde enviarla. ¿Estás en mi espalda ya, leyendo esto? Me dueles como un infarto desde que te fuiste, me siento tan desamparada, tan sóla, como si caminara buscando un horizonte que nunca encontraré. Este título por el que tanto he trabajado (y aún lo sigo haciendo) tendré que quemarlo para que señales de humo lo lleven a tí, mis hijos no sé que brazos podrán acunarlos a falta de los tuyos, quiero besarte pero no te encuentro, quiero tocarte pero estás muy lejos, quise salvarte pero no pude, quise amarte y, por lo menos, eso conseguí.

¿A qué direción envío esta carta?¿ me la guardo?¿la rompo?¿la quemo o la leo en voz alta por si puedes escucharme? te fuiste y nisiquiera el tiempo que pasé a tu lado fue suficiente para despedirme. No tengo más que tu recuerdo, que yo busco y se me pierde.

Este fue un post en recuerdo a mi abuela, que el día de hoy estaría cumpliendo 81 años y que falleció el 27 de abril del año pasado.