En horas de la tarde de hoy se jugó la final de la Eurocopa 2012, lo cual trae a colación un viejo asunto, especialmente en las esferas 2.0: el problema de los pasteleros. Entiendo yo que en el argot criollo se denomina "pastelero" a cualquier persona que apoye alguna selección de fútbol de un país extranjero. Pienso también que se trata de un término subjetivo, por cuanto cada quien tiene su propia definición acerca de lo que significa.
A mi me parece importante escribir al respecto, porque durante toda la euro estuve preguntándome ¿qué tiene de malo que un hijo de españoles, italianos o portugueses, apoye a la selección del país en el que nacieron sus padres? con más razón si éstos cuentan con doble nacionalidad. Puedo llegar a comprender que muchos venezolanos se molesten con esta actitud, porque muchos de estos muchachos son arrogantes, pero no todos y decir lo contrario sería una generalización incorrecta. Sin embargo, hay que decirlo, una gran mayoría de ellos apoya a la vinotinto como nuestro equipo de fútbol, aún cuando éste no tenga el nivel de juego de las selecciones europeas y no lo veo mal porque son personas con nacionalidades compartidas. Me parece que en un país de inmigrantes, es apenas lógico encontrarse con este tipo de manifestaciones y si se trata de un torneo en el que nuestra selección nacional no compite ¿a quién quieren que vayan estos muchachos con doble nacionalidad y ascendencia europea cercana? es imposible a lentar a Venezuela cuando el equipo no está jugando.
En mi opinión, dentro de esta guerra contra los "pasteleros" subyace un poco de resentimiento. Esto vino a mi mente el día de hoy cuando leí un tweet retuiteado incontables veces que expresaba algo más o menos así: "ya dejen la ridiculez de alardear sobre su doble nacionalidad"; ¡ajá! así que el peo no es que le vayan a otra selección, ni que se juegue la Eurocopa, sino que al venezolano promedio le da arrechera que haya gente que tenga una doble nacionalidad y que en cualquier momento puedan quizás saltar la talanquera, yéndose al extranjero. A mí que me perdonen, pero comentarios de ese tipo denotan además de la xenofobia que tanto criticamos en los europeos, un profundo resentimiento acerca de lo que el otro tiene y yo no: doble nacionalidad, son bilingües (a veces políglotas) y, muchas veces, son hijos de papi y mami (claro porque sus papás se partieron el lomo trabajando como unos burros para tener todo lo que tienen), prueba de ello es que las panaderías en este país jamás cierran.
A mi me parece importante escribir al respecto, porque durante toda la euro estuve preguntándome ¿qué tiene de malo que un hijo de españoles, italianos o portugueses, apoye a la selección del país en el que nacieron sus padres? con más razón si éstos cuentan con doble nacionalidad. Puedo llegar a comprender que muchos venezolanos se molesten con esta actitud, porque muchos de estos muchachos son arrogantes, pero no todos y decir lo contrario sería una generalización incorrecta. Sin embargo, hay que decirlo, una gran mayoría de ellos apoya a la vinotinto como nuestro equipo de fútbol, aún cuando éste no tenga el nivel de juego de las selecciones europeas y no lo veo mal porque son personas con nacionalidades compartidas. Me parece que en un país de inmigrantes, es apenas lógico encontrarse con este tipo de manifestaciones y si se trata de un torneo en el que nuestra selección nacional no compite ¿a quién quieren que vayan estos muchachos con doble nacionalidad y ascendencia europea cercana? es imposible a lentar a Venezuela cuando el equipo no está jugando.
En mi opinión, dentro de esta guerra contra los "pasteleros" subyace un poco de resentimiento. Esto vino a mi mente el día de hoy cuando leí un tweet retuiteado incontables veces que expresaba algo más o menos así: "ya dejen la ridiculez de alardear sobre su doble nacionalidad"; ¡ajá! así que el peo no es que le vayan a otra selección, ni que se juegue la Eurocopa, sino que al venezolano promedio le da arrechera que haya gente que tenga una doble nacionalidad y que en cualquier momento puedan quizás saltar la talanquera, yéndose al extranjero. A mí que me perdonen, pero comentarios de ese tipo denotan además de la xenofobia que tanto criticamos en los europeos, un profundo resentimiento acerca de lo que el otro tiene y yo no: doble nacionalidad, son bilingües (a veces políglotas) y, muchas veces, son hijos de papi y mami (claro porque sus papás se partieron el lomo trabajando como unos burros para tener todo lo que tienen), prueba de ello es que las panaderías en este país jamás cierran.
Por otra parte, se leían tweets diciendo cosas como "debe ser que en España cuando gana la vinotinto la gente sale a celebrar", a lo que yo respondería que es menos probable, simplemente porque hay menos inmigrantes venezolanos allá que extranjeros aquí, pero puedo dar fe de que mis amigos con doble nacionalidad que ahora residen en Europa, siguen fervientemente a la vinotinto desde allá y celebran y lloran sus triunfos, porque simplemente, esa gente con doble nacionalidad no es venezolana, italiana, portuguesa o española, se trata de gente con el corazón y las costumbres divididas y son vene-españoles, vene-italianos y vene-portugueses, duélale a quien le duela, como decimos acá. Pero también tengo amigos con doble nacionalidad que residen acá en Venezuela y sufren y lloran tanto a la Vinotinto como lo hacen con España, Portugal o Italia.
Por esta razón, yo quiero hacer la siguiente reflexión: si el día de mañana yo me mudo al extranjero, digamos que a Italia, mis hijos serían venezolanos e italianos, vivirían allá, pero comerían arepas, empanadas y pabellón, hablarían español e italiano, si las finanzas lo permiten, vendrían al menos una vez al año a pasear en Venezuela, para que conocieran las playas, la Gran Sabana y otras tantas bellezas, bailarían merengue y tambores, de todo sacarían un chiste y caminarían con sabor latino en las caderas, pero también aprenderían a seguir los deportes venezolanos, porque desde allá yo los seguiría y los haría verlos conmigo, así que aprenderían a tener pasión por la vinotinto desde allá, independientemente de la pasión que tuvieran por los equipos del país que les viera nacer; serían unos chamos con el corazón y la cultura divididos, a los que no me gustaría que los italianos los discriminaran y odiaran en twitter o en la calle si vieran la Copa América y salieran a la calle a celebrar un eventual triunfo de Venezuela en esa competición, al ritmo de los melódicos.
Por lo tanto, yo no critico a los hijos de extranjeros que celebran el triunfo del país de sus padres, a mí me encantaría que si algún día vivo y tengo hijos en el extranjero, mis hijos sientan esa pasión por Venezuela.
3 comentarios:
pajùa reencauchada!
Siempre vale un valiente anónimo a decir las cosas que no puede decir con su nombre ;-)
Chigüire, sabes como es esto, siempre alguna persona que se esconde tras el anonimato para insultar, has sido blogger durante años. A mi la verdad me da igual lo que piensen, expreso mi opinión y su intolerancia daña más a esa persona que a mí.
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