8 de noviembre de 2012

Yo te quiero borderline

Yo te quiero borderline,
con tus manías y depresiones,
aunque desconfíes de lo que te rodea,
porque me arrastras en tu locura
y me bendices con tu intensidad,
que en el torrente de sus emociones
sabe envolver al corazón sereno.

Llueves como una cascada,
miras dulce y serenamente,
casi con un halo de cordura,
caminas en la cuerda floja y frágil de la estabilidad,
besas como si el mundo fuera a acabar mañana,
tienes la certeza de quien sabe que no perdurará,
tropiezas constantemente hasta encontrar una camisa de fuerzas,
te atas con conocimiento de causa,
tomas un antipsicótico y cuando el efecto acaba,
vuelves a sentirte inmensamente humana.

Yo te quiero borderline,
aunque tu lengua no conozca poemas,
aún si tus ojos no se pasean jamás por un libro desnudo,
sin importarme que desconozcas de políticas económicas,
aún cuando temas a ese mundo que está afuera.
Sueñas cosas que jamás he de darte,
pero amas como si las tuvieras todas.
Sonríes por la mañana, deslumbrante,
amilanas el sístole y el diástole de mi tranquilidad,
despiertas para que yo te quiera,
me llamas incansablemente en fase REM.

Desquicias hasta al ser más racional,
eres un tratado de psicología moderna,
emanas una sobredosis de descontrol,
desbordas de amor al poeta incauto,
despiertas los versos de la desilusión.
Te escurres como un animal rastrero,
sin que nadie adivine cuál depara tu historia,
retrocedes ante un rastro de intimidad,
pero tienes problemas con el abandono.
Tienes un nombre distinto cada vez,
sin cambiar la mirada profundamente sensible
cada vez que te postras en mi cama,
cuando abres tu cuerpo a mis caricias,
cuando posas tu cabeza en mi piel,
cuando me haces sentir que moriré mañana.
Eres un derroche de co-dependencia.

Yo te quiero borderline,
despiertas mis más anhelados deseos
y me enfrentas con el más terrible de mis miedos,
me aceleras, me descontrolas, me asfixias y me sueltas,
muerdes la estaca clavada en mi alma,
desenfrenas el silencio de papel que soy,
eres bendita omnipresencia,
un suspiro que no acaba de exhalarse.
la sublimación de este ser terrenal y perecedero.

Yo te quiero, y no podría amarte menos,
aunque el psicoanálisis me diga que aniquilas como un veneno,
porque eres mi descontrol…y yo, tu sosiego. 
LYCETTE SCOTT

2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Es precioso. Ojala tuviera alguien que me dijera eso tan hermoso.
Algún día superaremos el TLP y el dolor junto al vacío cesará.

Laura

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